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El carrito de verdura

 

Dos cruzadas llegan a Roma, en tren el 1 de mayo de 1950. Enviadas por el Padre Fundador, llevan los documentos de solicitud para la elevación de la Pía Unión “Cruzada Evangélica” a Instituto Secular. Hay huelga de transportes, y no encuentran otro acceso a la Ciudad que un modesto carro de verdura, y aun contentas de poder utilizarlo. 

El Padre siempre tan reflexivo, comenta después este hecho: “En aquel carrillo de verdura, tirado por aquel asnillo, en medio de aquel ambiente anti-Dios, cruzan las calles de Roma y llegaban al palacio de San Calixto las cruzadas. 

Si hubieran sabido aquellos hombres que iba en aquel carrillo el secreto de un Instituto que iba a luchar contra el ateísmo, contra la ignorancia religiosa, también contra la injusticia social, seguramente no le hubieran dejado pasar”. (1-V-1965). 

Pero las portadoras de tan preciado tesoro, llegaron a su destino... 

Y posteriormente, el Padre añade: 

“Todas conocéis por las relaciones de la Directora General, y de la Directora de Madrid, la buena acogida que nos fue dispensada y las circunstancias providenciales que concurrieron en la frontera, con el P. Augusto Ortega, antiguo rector del que fue mi Seminario. 

Todas conocéis la buena acogida del Ilmo. P. Larraona, Goyeneche, Rozo, Rvdmo. P. Suárez, Creusen... y las cartas comendaticias, no buscadas por el Padre de los Rvdmos. Prelados... 

Cuando pasen los años podréis decir que el Padre nada hizo por poner elementos humanos, en esta hora decisiva y trascendental. Vinieron ellos sin buscarlos. Los envió Dios o los preparó su providencia amorosa”. (Mayo, 1951) 


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