Nuestra Espiritualidad



“La intensa oración y el amor a la cruz, en una vida de pobreza y humildad, de total disponibilidad al servicio del prójimo, tienen su fuente íntima en el profundo espíritu eucarístico y en la piedad filial a la Virgen Inmaculada, inspiradora y modelo de la consagración total a Cristo y a la Iglesia”

(del Decreto de Alabanza)

 

Al abrir nuestras Constituciones el lector se encuentra con esta frase: “Cum spíritu, vive spiritu”.

Escrito de puño y letra por nuestro Fundador nos recuerda que lo que recogen las Constituciones es el espíritu y que este espíritu debe ser vivido.


Hacer lo ordinario extraordinariamente bien hecho

Y no por perfeccionismo, sino por imitación a Jesucristo.

La Eucaristía el centro de la vida

“Hacer de la Comunión el centro del día. ¡Qué duda cabe que es una fuente de espiritualidad, un faro que proyecta luz sobre todo el día, un freno para no dejarnos llevar de las pasiones, de nuestro amor propio…!”

María como Madre, Modelo y Auxilio en el apostolado

“Que tu devoción a la Virgen no sea solamente afectuosa, sino racional; que consista sobre todo en imitarla.”



Intensa oración

Del diálogo con Dios, al diálogo con el mundo.

Virtud sólida

Hacer, en cada momento, lo que hay que hacer.

Sencillez y reciedumbre

Ambiente de contagiosa alegría

“La alegría, para nosotros, es el estado de ánimo con el cual se ven las dificultades, las persecuciones, las contra­riedades, y no digamos nada las cosas agradables, como venidas de  Dios  nues­tro Señor, permitidas por Él para nuestro bien.”

Vida fraterna en ambiente de familia

Amor a la Iglesia

“Sentir con la Iglesia, pensar con la Iglesia, amar con la Iglesia, obrar con la Iglesia, sentirnos Iglesia."

Servicio a los más necesitados

Labor callada y oculta

Sin exhibición ni ruido.

En el mundo sin ser del mundo

A través de la propia profesión