¿Qué dice don Doroteo Hernández Vera a los hombres del siglo XXI?

 ¿Por qué la gente sigue encomendándose a él y le atribuyen favores y gracias recibidas?, ¿qué buscan en su persona?

De manera espontánea la gente admira en el Siervo de Dios su serenidad y temple con la que miraba al mundo y así mismo. Así contemplan los que siempre tienen fijada su mirada en Dios. 


Una espiritualidad concreta

En la persona del Siervo de Dios encontramos una espiritualidad concreta plasmada en su doctrina como sacerdote, pero sobre todo como fundador de “algo nuevo”, algo que no existía en su amada Iglesia. Por eso, es indispensable para comprender la vida de don Doroteo captar esta síntesis vital entre su persona y su doctrina, ambas ancladas en la espiritualidad sencilla, pero profundamente recia y sólida.

Valor de la Redención

Como consecuencia de este aprecio a la vocación sacerdotal, se desprende un segundo elemento importantísimo en el proyecto de su vida: el amor a las almas y su excepcional comprensión del valor de la Redención. Razón de su misterio sacerdotal es dar gloria a Dios mediante un apostolado incansable con las almas y con preferencia a las que estaban en mayor peligro de perderse. Aquella frase que marca toda su vida La mies es mucha, le lleva a desvelos y verdaderos quebrantos de cabeza, indagando la mejor manera de atender a las almas. Llena su alma de Dios, está inflamada en deseos de llevar a los demás a Dios.

Amor a la Iglesia y respeto a su Jerarquía

El tercer elemento que caracterizó a don Doroteo es su amor a la Iglesia y la indiscutible autoridad de su Jerarquía. Lo vivió así al pie de la letra y lo demostró en numerosas ocasiones, algunas muy duras y de especial dificultad y de aceptación. Los caminos de Dios están marcados por las pruebas y no para hacerlo más difícil, sino para confirmarse o reafirmarse en el amor. Así sucedió en la vida de don Doroteo que en ocasiones tuvo que sufrir dentro de su amada Iglesia acusaciones injustas pero vividas con entereza y plena confianza en Dios. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Rom 8,28) y como él mismo decía: “… prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados” (Sal, 83,11). Y es verdad, el ejemplo que ha dejado en cuanto amor a la Iglesia y a su Jerarquía es notable y se prolonga siendo una de las herencias espirituales del fundador en la Cruzada Evangélica.

Hacer ordinario extraordinariamente hecho...su camino hacia la santidad

Don Doroteo es un hombre de gran personalidad, con una vocación propia, hecha de gracia y de naturaleza especialmente cualificada, representando en su persona un equilibrio perfecto entre la naturaleza y la gracia. Así, en don Doroteo se equilibran plenamente la bondad y la fuerza apasionante de su carácter, conservándolo a lo largo de su vida y en sus dificultades.

La inteligencia nada corriente, la previsión del futuro y a su vez la madurez en su afectividad, permitirán cumplimento de la misión eclesial que ha recibido. No se puede olvidar que toda vocación se inserta con base en la naturaleza humana.

El cumplimiento de las obligaciones y del deber hace de él un hombre anclado en Dios, sin que se pueda buscar la menor fisura en cuanto a la confianza continúa puesta en la Madre de Dios, pase lo que pase.